Saturday, December 30, 2006

La edad del instante.

Al principio el Instante no es más que un punto, una mera insignificancia, algo insospechado. Pero su crecimiento destruirá la órbita del tiempo. Pronto se descubre que el Instante es un cosmos: todo en él es interior, nada le es ajeno. Allí no existe anterioridad ni posteridad. El movimiento es un ser nonato, sin miembros ni sueños. Todo devenir resulta incomprensible, impensable. La gramática es de un solo tiempo. El flujo, agua fluyendo del grifo del tiempo, nos fija. La corriente no consigue arrastrarnos; por el contrario, nos inmoviliza. La huida es una estrategia que, irremediablemente, nos apresa. Dura, con la dureza característica del mineral, metal y piedra, la paradoja no se resuelve. No nos resuelve. Disuelve nuestro deseo de huir, liquidándonos.

Antonio Sustaita.

1 comment:

marigabrielle said...

Se me hace muy interesante la manera en la que hablas de los instantes; del tiempo en general ya que apesar de que este es un objeto de caracter sumamente volatil e invisible, nadie puede verlo ni sentir ni tocarlo, podemos ver sus consecuencias y efectos e invariablemente nos encontramos sumergidos en esta gran incognita que es el tiempo.
De igual manera me gusta observar la incognita de lo que representa una obra de arte, ya sea una representación pictorica, escrita o escultorica.El arte, como hemos visto, representa una gran pregunta para el expectador, el no saber que pensaba el artista en el momento en el q realizo la obra, es lo que a mi me sucede con el pasaje de la EDAD DEL INSTANTE, utilizas tants metaforas que este me ha maravillado, eh encontrado en el una respuesta y asi mismo una incognita a la resolución de la pregunta que todos diariamente nos hacemos al estar inmersos en un vida, un tiempo y un instante, que no podemos parar.