Saturday, December 30, 2006

No objetos, sólo presencia de deseos.

Hay en la obra de Sustaita el deseo de alcanzar el objeto verdadero mediante la estrategia de la desnudez. Lo que nos muestra, al final, es que, en su desnudez, el objeto rechaza el sino impuesto por el mundo del hombre. Al final del camino, cuando ha cesado la persecución y uno esperaría encontrar la mismidad del objeto, Sustaita descubre que el objeto ha decidido ser otro. Una suerte de metamorfosis ovidiana está presente en estas piezas. Por eso mismo se trata de objetos imposibles. Hay una exploración de varias paradojas encerradas en este pedazo de mundo que es el objeto: la paradoja de la función, de la existencia, de la misma presentación. El objeto dice su verdad. Se sabe que todo decir es inútil. Sustaita, que es poeta y lo ha comprendido siempre, hace hablar a los objetos ese discurso de ausencia de palabras, pero presencia de deseos. El objeto desea, siempre, ser otra cosa. Es por ello que nos encontramos más ante la presencia de deseos que de objetos. El objeto, en cierta forma, se ha volatilizado, dejando en su lugar su deseo, su sueño.


León Tusco.

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